miércoles, 22 de abril de 2009

Mujeres espías en la Segunda Guerra Mundial


Introducción


En una época donde las relaciones entre géneros estaban basadas en un profundo machismo (a pesar de las teorías que abogan por sociedades matriarcales que nunca se llevaron realmente a cabo, a no ser que entendamos éstas como sociedades donde la "debilidad" de la mujer la hace merecedora de más cuidados y atenciones), la mujer nunca había sido vista como enemigo a abatir en el frente de batalla. Por ello, desde la I Guerra Mundial, con el ejemplo de la famosísima Mata Hari, que sirvió de ejemplo y de punta de lanza de la contratación de agentes femeninos en los Servicios de Inteligencia. Los diferentes Servicios de Inteligencia de las Potencias que entraron en conflicto en la II Guerra Mundial tuvieron sus agentes femeninos. Utilizando el sexo como un arma, lograron formar parte de las fantasías de dignatarios y mandatarios de ambos bandos, obteniendo información clasificada, a partir de confesiones, de documentos encontrados en despachos de sus amantes, de fotografías tomadas en visitas al lugar de trabajo de sus amantes... Otras veces, el propio placer sexual fue utilizado por ellas como arma de contraespionaje, seduciendo o llamando a dicho placer a agentes rivales para tenderles emboscadas, trampas y eliminarlos o capturarlos. Muchas fueron las mujeres empleadas con este fin en la II Guerra Mundial. Además, la sociedad patriarcal reinante, hacía más infrecuente la eliminación física de las agentes, lo que permitió en más de una ocasión su invulnerabilidad ante las leyes militares. Aquí sólo presentaré un reducidísimo grupo de ellas que darán ejemplo claro de su labor en los diferentes Servicios de Inteligencia de las potencias beligerantes. Sin lugar a dudas, las mejores aún permanecen en el anonimato. Sin embargo, hoy por hoy, las diferencias se han terminado. Hombres y mujeres por igual están en las listas de agentes del Servicio de Inteligencia de las potencias mundiales. Aunque siguen utilizando en innumerables ocasiones el sexo como reclamo, ya no centran como hiciese Mata Hari, su labor en ese aspecto.






Aline Griffith: Agente de la CIA y Condesa de Romanones


Aline Griffith, condesa viuda de Romanones, es una mujer de ideas férreas, a la que no minan las polémicas ni las críticas de las feministas. Durante 40 años fue la agente secreto “Tigre”, pero su título y sus relaciones con la “jet” han hecho que algunos la tachen de “fantasma”. Nacida en Nueva York en 1923, Aline Griffith, tenía sólo 20 años cuando fue reclutada por los Servicios de Inteligencia Estadounidenses. Joven, hermosa, católica y profundamente conservadora, en 1943 es enviada a Madrid para trabajar como tapadera para una empresa americana de petróleo. Una misión que cambiará su vida para siempre. La espía, cuyo nombre en clave era Tigre, se enamoró de Lui Figueroa, entonces Conde de Quintanilla, con el que se casó en 1947. Años más tarde declararía: "Lo que cambió mi vida no fue ser espía, si no aterrizar en un país como España y casarme como un hombre como Luis". A pesar de su matrimonio continuó en activo de forma intermitente (el último trabajo que reconoce haber hecho para la CIA es en 1984 en El Salvador) hasta su retirada en definitiva en 1986. Un año más tarde publicó La espía vestida de Rojo, el primero de una serie de relatos sobre sus experiencias en el espionaje internacional. Aline cree que un espía no se jubila nunca, quizá de ahí parte su extraordinaria vitalidad a pesar de ser ya octogenaria.






Joséphine Baker: La estrella de la Resistencia



Cantante, bailarina, actriz y reina del Music Hall, la norteamericana revolucionó con sus actuaciones el mundo del espectáculo. Contratada por el Folie Bergère de París en 1926, donde bailaba vestida sólo con una falda de plátanos de felpa, en poco más de dos años ganó más dinero del que nunca soñó y pronto aparecieron muñecas, perfumes y hasta fijadores de pelo con su nombre. Sin embargo, mientras las parisinas se aplicaban cremas de nueces para oscurecer su piel y parecerse a ella, Josephine decidió que había causas más nobles por las que luchar. Y ninguna trinchera mejor que su club, Chez Josephine, frecuentado por personalidades políticas y militares. Tras conseguir la nacionalidad francesa en 1937, al comenzar la II Guerra Mundial se unió a la Resistencia Francesa como agente secreto. En su club parisino transmitía mensajes actuando como correo y por ello fue condecorada con la Legión de Honor y la Cruz de Guerra.






Marlene Dietrich: Una Alemana contra el Tercer Reich


Hija de un alférz de la policía, Maria Magdalene Dietrich era una actriz y cantante de segunda fila cuando en 1930 el director Joseph Von Sternberg la eligió como protagonista de El Ángel Azul. Contratada por la Paramount, su imagen de andrógina y deslumbrante seductora fascinó al Ministro de Propaganda Nazi, Joseph Goebbels, que intentó convencerla para que regresase a Alemania. Ella prefirió colaborar con los Servicios de Inteligencia Norteamericanos facilitando la huida de Alemania a intelectuales y cineastas. "Soy Berlinesa y seguiré siéndolo", declaró e 1939 cuando se nacionalizó estadounidense y decidió no volver a su país mientras Hitler estuviera en el poder. Su enfrentamiento con la Alemania Nazi y sus actuaciones durante la II Guerra Mundial para los soldados estadounidenses, con quienes celebró en Berlín la victoria sobre el Tercer Reich en 1945, le valieron durante décadas la animadversión de compatriotas. En 1960 regresó a Berlín y el Alalde la ciudad, Willy Brandt, futuro Canciller, le pidió perdón por la hostilidad de sus conciudadanos.






Vera Chalbur (Vera Erikson)


Vera Chalbur, fue una de las más sobresalientes mujeres espías del servicio secreto alemán Abwher. Nació en 1914 en Kiev, hija de padres judíos. Después de la Revolución Bolchevique de 1917, sus padres se mudaron a Suecia asentando su residencia en Copenhagen. Vera tomó clases de danza y posteriormente trabajó como bailarina en un club nocturno en París. En Hamburgo, se convirtió en amante del Mayor Hilmar Dierks, experto de inteligencia de la Abwehr en esa ciudad. Reclutada por este oficial pronto se hizo de un nombre en el servicio, como la más eficiente espía alemana. En setiembre de 1940, ella y otros dos agentes, Karl Drucke y Werner Walti, este último agente naval, fueron desembarcados en el noreste de Escocia como parte de la Operación Lena. Ella utilizó en esos momentos, el nombre clave Vera Erikson. Pronto, el grupo llamó la atención de la policía escocesa y ella con sus dos compañeros, fueron descubiertos e identificados en Port Gordon, mientras trataban de comprar un pasaje en tren a Londres. Sus dos compañeros fueron juzgados pero Vera nunca fue llevada a juicio. Nunca más se supo de ella. Simplemente desapareció. Se presume que Vera Chalbur se cambió de bando y con nueva identidad comenzó a trabajar para la Inteligencia Británica hasta el final de la guerra. Algunas fuentes dicen que Vera fue informante del MI5 desde antes de la guerra. Los documentos del Servicio de Inteligencia Militar MI5, sobre Vera Chalbur o Vera Erikson, hasta el momento no han sido liberados al conocimiento público. Por tanto su destino o sus actividades, después de su arresto, continúan en el misterio.

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